Ya no quedan fotos que poner, ninguna parece buena para la ocasión. Nadie mirará ni se fijará en nada, así que tendrás que aprender a vivir con ello. Con la soledad, con el olor amargo de la indiferencia. Un día nublado, como el de hoy; vais a juego: tú, tu alma y el día. O mejor dicho, la noche. El papel ya se te queda corto. La tristeza se va haciendo un hueco en el maltratado recobeco de tu pecho. Y así estás, casi sin poder respirar. Esperando lo que nunca o tarde llegará.
¿Dónde esta tu corazón? ¿El viento se lo llevó? Yo creo que quizás no encontró ninguna razón, y se suicidó.
1 comentario:
me ha encantado lo de fotografía ambulante...(!)
de un disfrute obsceno casi. y bueno, como cierta teoría de que hay dos tipos de escritore(a)s... sería quienes necesitan encender un cigarrillo para poner bien o magnificamente un adjetivo y los que lo encienden cuando logran poner magníficamente un adjetivo.
así que,,, me lo voy a fumar
a su magnífica culpa.
(que genial!)
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