lunes, 8 de diciembre de 2008

De mala gana


Le pregunté a las palomas el por qué de su vuelo, y me contestaron entre burlas que ellas no volaban, planeaban. Y yo me quedé planeando una vez más. Planeando el que haré mañana, que será de mí al despertar, pensando en que si algún día se me acaban las palabras, no sé cómo describiré mi realidad. Porque se cansaron mis silencios de en mi garganta esperar, y los suspiros de congoja de tanto expirar. Y de las sonrisas fustradas ya ni me paro ha hablar, que no sean por palabras el que ya no quieran sonreír más.

Me enfado con el tiempo por no esperarme a la espera, y me riñen los relojes por darles cuerda. Me chillan las gotas, que se estampan contra el suelo, pues mueren contra el asfalto, él esta noche será su dueño.

Y por todas las mañana que a tú pesar estan por llegar, seguirá llorando la tarde.

Para dar paso a la noche, y con ella, a tu libertad. La libertad de robar sueños fustrados almacenados en caricias de soledad.

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